¿Messi + 10 = campeonato mundial de fútbol?
El 12.2.14 a las 11:45 hs por Gabriel Foglia
¿Tiene lógica este
razonamiento? ¿Es trasladable al mundo de las empresas? ¿Por dónde se comienza
el camino al éxito? ¿Por la gente? ¿Por la estrategia?
El mundo del deporte nos
brinda ejemplos de líderes que, en apariencia, lograron el éxito por si mismos
en juegos colectivos: Diego Maradona, Michael Jordan, Lebron James, Cristiano
Ronaldo, Lionel Messi, entre otros. Poco se debate sobre los sistemas que han
permitido a estos deportistas brillar al límite de sus posibilidades. Resulta
más interesante destacar determinadas jugadas donde las superestrellas marcan
la diferencia, que la estrategia y táctica llevada adelante por todo el equipo
para lograr el triunfo.
En el otro extremo, hay
quienes ponen todo el énfasis en la estrategia, considerando a los jugadores
meras piezas de un gran sistema preparado para el triunfo. Esto implica no sólo
la forma en la que se plantea un determinado partido, sino el proceso de armado
del equipo desde el momento cero (búsqueda de los jugadores y generación de una
identidad). Esta forma de ver el mundo del deporte ha generado toda una legión
de entrenadores-estrella. Algunos ejemplos: José Mourinho, Pep Guardiola, Pat
Riley, Fabio Capello, Phil Jackson, entre otros.
Yendo un poco más al
extremo, existen teorías que ponen el foco sobre la institución más allá de las
personas. Se considera que la cultura organizacional (historia, tradición,
forma de gestión, valores) de determinados clubes es la clave del éxito o
fracaso más allá de los entrenadores o los jugadores. Ejemplos: Real Madrid o Velez
Sarsfield (como caso positivo), New York Knicks (caso negativo).
Algo similar ocurre en el
mundo de las empresas: hay quienes toman la estrategia como principal motivo
del éxito o fracaso de una empresa, y hay quienes consideran que las personas
(el líder y su equipo) tienen mayor preponderancia.
Como casi siempre, la
respuesta está en los grises. La alineación de los 3 factores (cultura
organizacional, estrategia y equipo) es fundamental para lograr los objetivos
propuestos. El mejor equipo sin una buena estrategia o la cultura
organizacional apropiada tiene bajas chances de éxito, al igual que la mejor
estrategia competitiva implementada sin los “jugadores” adecuados.
Este círculo virtuoso (o
vicioso, dependiendo del caso) es muy difícil de generar o revertir, especialmente
a medida que la organización va tomando mayor dimensión con el paso del tiempo.
A esto debemos sumar el ambiente donde se desarrollan los acontecimientos
(entorno económico, social, cultural, competencia, gustos de los consumidores,
cambio tecnológico, etc.), lo cual tiene un impacto directo sobre los
resultados.
Muy pocas veces podemos
ser testigos de la performance de grandes jugadores en grandes equipos de
grandes organizaciones: el FC Barcelona de los últimos años, los Chicago Bulls
de los años 90, Los Angeles Lakers de los años 80, Apple desde el regreso de
Steve Jobs hasta su muerte, Microsoft con Bill Gates a la cabeza en los años
90. Cuando esto ocurre los resultados son sencillamente extraordinarios.
Desde el momento cero de
cualquier empresa, el emprendedor está sembrando (consciente o
inconscientemente) las semillas que permitirán a los futuros Messis florecer en
todo su esplendor o simplemente transitar sus días. Así como no existen las
casualidades ni los golpes de suerte que duren cien años, no hay manuales ni
recetas. Por eso el mundo de las empresas es tan o más apasionante que el
deporte.
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