Los desafíos de la exponencialidad
El 6.11.14 a las 16:05 hs por Gabriel Foglia
Singularity
University, la “Universidad de la Singularidad” que funciona en la NASA, es reconocida en todo el planeta por su
enfoque innovador sobre los últimos avances tecnológicos y sus posibles
aplicaciones para afrontar los grandes desafíos del futuro.
La charla que la Universidad dio en Argentina transitaba los
carriles “normales” sobre los efectos de la tecnología y los desafíos de la
humanidad hasta que una frase llegó al corazón de los asistentes. “En 15 años,
el 46% de los empleos que hoy conocemos desparecerá”, dijo uno de los
disertantes.
Las preguntas no tardaron en multiplicarse. “¿Qué harán
los gobiernos para evitar que la gente pierda el empleo?” “¿Cómo se puede
prevenir que las empresas despidan a las personas?”
Cuando el ejemplo que se utiliza para demostrar el efecto
de la tecnología en los negocios es el archiconocido “Kodak”, nadie se siente
afectado. Cuando los protagonistas somos todos nosotros, la cosa cambia.
La imagen típica de un robot reemplazando una persona es
la que construimos en las películas de ciencia ficción de los años ochenta.
R2-D2 y C-3PO de la Guerra de las Galaxias no parecían una amenaza
para nuestro futuro. Luego, nos acostumbramos a ver robots en las fábricas
realizando trabajos repetitivos. Hoy, la realidad es más compleja.
Los avances en inteligencia artificial y robótica han
permitido el desarrollo de vehículos autotripulados, sistemas de diagnóstico de
enfermedades mucho más precisos, métodos de análisis financiero y económico más
completos que los elaborados por seres humanos, entre otros avances. La
velocidad con que se producen estos cambios es vertiginosa y los efectos de las
reglas con las que funciona la tecnología (mayor velocidad y capacidad de
procesamiento a menor costo en intervalos rápidos) están impactando sobre
muchos aspectos de la vida.
Parece ciencia ficción hoy, pero el día en que un
robot-odontólogo pueda realizar tratamientos no está muy lejos. Una vez que eso
sea posible y al robot lo afecten las reglas de la tecnología (cada vez mejor y
más barato), ¿quién va a querer visitar un humano-odontólogo? Lo mismo aplica a
cientos de otras actividades como, por ejemplo, conducir un camión o un avión.
Los robots no sufren stress, no piden aumentos salariales y su único objetivo
es cumplir una función.
Hace algunos años quienes estaban bajo amenaza eran las
personas que hacían trabajos manuales en las fábricas, los empleados de las
agencias de viajes y los cajeros de los bancos. Hoy, los afectados son muchos
más: médicos, analistas financieros, taxistas y camioneros, contadores,
abogados, profesores, soldados, bomberos, etc.
Volviendo a la charla de Singularity, las respuestas a
las insistentes preguntas sobre el futuro del mundo del trabajo pueden
resumirse en una frase: “Todavía no lo sabemos”. Todos estos cambios se están
produciendo porque vivimos en una era de abundancia. No existen límites finitos
para nuestra capacidad de innovar y crear. Las computadoras son cada vez más
poderosas y baratas, la conectividad es cada día mayor y más rápida, los
recursos económicos fluyen con facilidad entre regiones y países. En el mundo
de la abundancia la regla es una sola: la adaptación constante.
Llevar estas ideas a nuestro país parece difícil. Nuestro
“cableado mental” está preparado para funcionar en “modo crisis permanente”.
Esto nos conduce siempre a actuar en el cortísimo plazo, en el que todos los
juegos son de suma cero (todo lo que gano es porque se lo quito a mi oponente).
Este modo no nos permite pensar en el mediano y largo plazo, que es la clave
para crear soluciones innovadoras. Por eso actuamos de una manera tan defensiva
ante los desafíos planteados previamente.
Los robots y los sistemas inteligentes seguirán
transformando el mundo en que vivimos en los próximos años. Suena amenazante,
pero lo mismo deben haber sentido los agricultores en medio de la revolución
industrial. Las personas, las organizaciones y los países deberían estar
pensando cómo adaptarse para tomar posiciones de valor en este futuro que cada
vez es más presente.
Si disfrutó este post suscríbase via RSS.