Industria de transmisión de contenidos escritos: de la fotocopia al e-book

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El 23.10.08 a las 20:22 hs por Gabriel Foglia

En octubre de 1938, Chester Carlson logró realizar la primera fotocopia de la historia. Carlson, un ingeniero que no conseguía un trabajo afín a su profesión debido a la Gran Depresión, llegó a este invento cansado de copiar a mano documentos en una fábrica de baterías. Luego de trabajar durante cuatro años en el campo de la fotoconductividad, logró la primera copia en seco de la historia. Entre 1939 y 1944, más de veinte empresas (IBM, Kodak y General Electric, entre otras) le dijeron que no a su invento. Finalmente, gracias al aporte de una organización sin fines de lucro, Battelle Memorial Institute, logró comercializar su producto en 1948.

Como toda industria en desarrollo, los inicios no fueron fáciles: sacar una fotocopia tomaba 45 segundos por copia y había que realizar 14 pasos. Eventualmente cambió el nombre del producto de “electrofotografía” a “xerografía” (que significa impresión en seco en griego), hasta que la empresa pasó a llamarse Xerox en 1961. Su primer gran éxito se produjo con la fotocopiadora Xerox 914 en 1965.

Este invento, por su fácil acceso y bajo costo, tuvo profundas consecuencias en la democratización de los contenidos. Ya no era necesario recurrir a imprentas para dar a conocer ideas con tiradas bajas (de hecho en la Unión Soviética su utilización estuvo prohibida).

La preeminencia de las fotocopiadoras en el ámbito empresarial ha sido jaqueada por las computadoras y el correo electrónico. La oficina sin papeles es un concepto que desde los años 60 (con el surgimiento de la computadora) está presente entre nosotros. Sin embargo, la utilización de papel en las oficinas se ha duplicado en las últimas dos décadas de acuerdo a un informe de The Economist. La gente parece estar imprimiendo más cosas que nunca.

La superpoblación de artefactos electrónicos (celulares, cámaras fotográficas digitales, notebooks, videojuegos, etc.) y la interconectividad entre los mismos ha logrado que la gente tenga patrones de comportamiento muy disímiles. Algunos ejemplos: gente que imprime páginas web para leerlas en el subte, empresarios que imprimen los emails para hacer anotaciones al margen y luego sus secretarias los escanean para enviar el mail de respuesta (no es un chiste, acabo de recibir uno), blogs en formato papel en las oficinas, etc.

Sin embargo, la distribución de contenidos en forma digital también avanza a ritmo rápido. Amazon, el mayor vendedor de productos vía Internet del mundo, lanzó en 2007 un artefacto llamado Kindle. Este aparato consta de una pantalla blanco y negro con conexión a Internet y permite bajar libros en formato digital. La idea detrás de este producto es que la gente deje de leer libros en papel para poder verlos en una pantalla fácil de transportar (pesa sólo 300 gramos y puede funcionar hasta 30 horas sin ser recargada) y que tenga acceso a una biblioteca completa con sólo utilizar sus dedos. También permite ver diarios y revistas mediante un esquema de subscripción (todos los días el Kindle actualiza el diario y no tenemos que esperar la llegada del diariero). Las ventas del Kindle superaron las expectativas y se espera que para 2010 haya más de 4 millones de aparatos en circulación.

Mientras tanto, Xerox es hoy una empresa orientada a las soluciones de copiado e impresión que no pasa por su mejor momento. El valor de su acción es similar al de 1971 y ya ha realizado varias reestructuraciones a nivel mundial. Su producto se convirtió en un commodity y compite por precio con fabricantes asiáticos. Hoy, 70 años después del nacimiento de la fotocopia y con grandes avances en la industria de la transmisión de contenidos, las oportunidades no están siendo capturadas por el creador del concepto.

El problema del mundo pequeño

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El 9.10.08 a las 17:18 hs por Gabriel Foglia

Guglielmo Marconi (1874-1937) fue el inventor de la radiotelegrafía. Con tan solo 20 años logró conectar en forma inalámbrica Europa con Norteamérica, transmitiendo la letra “S” en Código Morse. Si bien Marconi no era consciente del poder social, político y económico que estaba desatando, en su discurso de aceptación del Premio Nobel de 1909 dejó entrever que este invento permitiría en el futuro que mucha gente se pudiera comunicar a bajo costo.

La idea impactó en el escritor húngaro Frigyes Karinthy, quien en 1929 escribió un libro de ficción titulado “Chains” (Cadenas). Este es el primer approach a un problema que ha cautivado a cientos de científicos, matemáticos, sociólogos, psicólogos y economistas: “El Problema del Mundo Pequeño”. En el libro de Karinthy, los personajes viven en un mundo que cada vez se achica más dados los avances tecnológicos en las comunicaciones y el turismo. El desafío para el lector es encontrar una persona en el mundo con la que no se puedan conectar mediante un máximo de cinco intermediarios. Es decir, Karinthy consideraba que las personas que habitan el mundo están separadas como máximo por cinco personas. Esta idea dio lugar a la “teoría de los seis grados de separación”.

El desafío para los científicos desde 1929 en adelante fue probar si la teoría de Karinthy era correcta. Expertos en ciencia política, sociología y matemáticas utilizaron los conocimientos teóricos y el poco poderío tecnológico disponible en ese momento para correr simulaciones. Stanley Milgram, un científico norteamericano, tomó como punto de partida el trabajo realizado en París por Michael Gurevich y Manfred Kochen. “Contacts and Influences”, como llamaron a su trabajo, es el primer estudio formal de la mecánica de las redes sociales y los grados de separación entre sus integrantes.

En 1967, en Estados Unidos, Milgram intentó resolver el problema. En un experimento, distribuyó 160 cartas entre vecinos de Omaha, Nebraska. Les pidió que envíen la correspondencia a una persona en Sharon, Massachussets, a quien obviamente no conocían. Debían enviarla a través de personas que ellas conocieran y ellas a su vez debían hacer lo mismo hasta llegar a destino. De las 160 cartas, sólo 24 llegaron a la persona indicada. Si bien Milgram nunca utilizó la frase “seis grados de separación”, el promedio de intermediarios para las cartas que llegaron correctamente fue 5.5 (es decir, se necesitaron, en promedio, 5,5 "reenvíos" para que la correspondiera alcanzara su destinatario).

Cientos de experimentos se han realizado desde esa fecha hasta hoy con el objetivo de resolver el problema del mundo pequeño sin un resultado único. Sin embargo, el estudio de las redes sociales ha avanzado en diferentes campos: las organizaciones, los deportes, la tecnología, las familias, la biología, la lingüística, etc. Uno de los aspectos recurrentes en el análisis de las redes tiene que ver con el poder de cada uno de sus nodos. En una red egocéntrica, tener muchos contactos no es tan importante como tener los “contactos correctos”.

El surgimiento de redes sociales en Internet (linkedin, facebook, myspace, etc.) no ha hecho otra cosa que acelerar el ritmo al que las personas se contactan y acrecentar la visibilidad de sus miembros. Pero esto no es garantía de éxito para quien está tratando de posicionar un producto, cambiar de empleo o conseguir inversiones. Así como la tecnología puede sernos de gran utilidad, también nos obliga hoy más que nunca a cuidar nuestra reputación y elegir cuidadosamente las redes de personas en las que participamos.

Nunca en la historia el mundo fue tan pequeño y complejo a la vez. El concepto de “yo” como empresa está más vigente que nunca y las herramientas disponibles tienen cada vez mayor poder y alcance: blogs, redes sociales, foros, grupos de afinidad, sitios de expertos, etc. En ese contexto, el contenido (nuestras ideas, habilidades y prestigio) sigue siendo el rey.