Esconda el control remoto y apague el celular, la PC y la tablet

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El 21.3.12 a las 18:55 hs por Gabriel Foglia

Comencé a leer 3 libros en el iPad, ninguno de los cuales terminé. No eran libros tediosos, pero la atracción por revisar los mails o las noticias ganó mi frágil atención. Finalmente, volví a los tradicionales libros de papel. No son multimedia ni tienen acceso a las redes sociales, pero me brindan gratos momentos. Lo mismo me ocurre con las películas (confieso que mi hijo de casi dos años tiene un lapso de atención bastante mayor al mío). ¿Me he convertido en un adicto al multitasking?

Si bien pensamos que podemos hacer varias actividades en simultáneo, los estudios demuestran que el cerebro cambia su foco de atención rápidamente entre actividades. Es decir, no las realiza en simultáneo, consume más energía y genera más equivocaciones. En definitiva, el multitasking genera ineficiencia.

Una de las interrupciones típicas en las actividades laborales o personales es el chequeo del correo electrónico. A pesar de que se supone que las personas tienen control sobre esta tarea, ya que deciden cuándo abrir su bandeja de entrada y cuándo responder los mensajes, la realidad es muy distinta. La adicción al correo electrónico (en realidad, a ver los nuevos mensajes) es una gran causa de estrés normalmente subestimada.

El Profesor Tom Stafford, investigador de la Universidad de Sheffield, analizó el tema y llegó a la conclusión de que los mecanismos que rigen el correo electrónico son los mismos que funcionan en las máquinas tragamonedas. Ambos siguen lo que se denomina “programa de refuerzo de intervalo variable”, es decir, no siguen parámetros lógicos a la hora de otorgar recompensas. En el caso del email, a veces llegan mensajes importantes y otras veces irrelevantes, por eso es difícil resistir la tentación de seguir pulsando el botón “Recibir”.

Teniendo en cuenta los problemas que puede generar esta situación en términos de clima laboral y productividad, empresas como Deloitte e Intel impulsaron sin éxito iniciativas como “días libres de mail” o retener en sus servidores los mensajes para evitar la respuesta instantánea. Metidos en la vorágine diaria, los empleados no quisieron salir del sistema.

Es importante entonces considerar que cuando demandamos respuesta instantánea a los mensajes, estamos poniendo a los empleados en modo reactivo, no los dejamos enfocarse en sus prioridades y fracturamos su atención. Con lo cual, algo supuestamente positivo puede llegar a ser perjudicial.

En un mundo sin fronteras entre la vida laboral y personal, donde el trabajo nos “persigue” a todos lados tecnología mediante, resulta necesario establecer límites. De lo contrario toda nuestra energía tanto física como mental es consumida a lo largo del día sin lograr los resultados que nos proponemos.

Estar completamente enfocado en lo que hacemos no es una tarea simple. Asignar tiempos definidos para cada actividad (trabajo, estudio, vacaciones, etc.) e involucrarse completamente en las mismas nos ayudará a salir de la dictadura de la bandeja de entrada.