Importante empresa busca “Chief Listener”

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El 30.7.09 a las 15:44 hs por Gabriel Foglia

En su libro The Tipping Point (Little Brown, 2000), Malcolm Gladwell sostiene que las ideas, así como los productos o comportamientos, se diseminan de la misma manera que los virus hasta llegar al punto de inflexión (tipping point) donde son imposibles de parar. Estas “epidemias sociales” pueden ser iniciadas por acciones muy pequeñas en un ambiente delimitado para crecer en forma exponencial a partir del punto de quiebre.

Estos fenómenos pueden explicar cómo una determinada marca de zapatillas se puso de moda sin hacer publicidad de ningún tipo, cómo bajó la tasa de crímenes en Nueva York o por qué simultáneamente en distintos lugares del mundo los tatuajes dejaron de ser percibidos como síntomas de marginalidad. Para que esto se dé, suelen conjugarse varios agentes de cambio: las características de las personas involucradas, el factor de “pegajosidad” de la idea a transmitir y el poder del contexto en que el fenómeno ocurre.

Así, uno de los factores críticos para el éxito o fracaso de una “epidemia social” es el relacionado con las características de las personas involucradas. Gladwell divide a las personas en 3 grupos:
- Connectors (conectores): aquellos cuya red de contactos es muy superior a la media e incluye diversos “mundos”.
- Mavens (especialistas): aquellos que recolectan información sobre determinados temas y la comparten con sus grupos de contactos.
- Salesmen (vendedores): aquellos con alto poder de persuasión y negociación.

La participación de los conectores es fundamental para que el concepto o virus se propague con rapidez entre distintos grupos sociales (ej.: el abogado que pertenece al “mundo de los abogados” pero también juega al tenis y tiene un emprendimiento agropecuario tiene la posibilidad de unir varios grupos, y por lo tanto es más útil que aquellos abogados que no salen de su grupo primario de pertenencia). Cuando la información que posee un “maven” es diseminada por un “connector” aumentan las posibilidades de generar un impacto en la red.

El grado de pegajosidad de un concepto está relacionado con su contenido y su packaging, es decir, con el atractivo que pueda generar para que las personas lo retransmitan. La clave es dejar un mensaje resonando en la mente del consumidor, y los ejemplos incluyen series de televisión, videojuegos, productos de belleza, entre otros.

El poder del contexto indica que el comportamiento humano está fuertemente influenciado por las características de su medio ambiente y cambios menores en este pueden hacer que una idea se propague o no. El contexto puede incluir la situación macroeconómica, geográfica, climática o política, entre otras.

El impacto de la tecnología, y en particular de Internet, sobre el comportamiento social ha acelerado el auge y caída (los tipping points) de muchas empresas, ideas y comportamientos. Las redes sociales como Facebook, Twitter, LinkedIn, MySpace y otras son las áreas de mayor crecimiento de tráfico online y están camino a destronar a la aplicación más ubicua, el correo electrónico. Las empresas están tratando de comprender este fenómeno, que puede catapultarlas al éxito o al fracaso dado que sus acciones son magnificadas y redifundidas en un territorio donde no pueden ejercer el control. Algunos ejemplos:

Hace un par de semanas, la compañía norteamericana de venta de productos electrónicos Best Buy inició la búsqueda de un ejecutivo para marketing en medios emergentes. Los requisitos para participar de la búsqueda son: experiencia como blogger y más de 250 seguidores en Twitter (red de mini blogs). Esto también se dio en Argentina, donde uno de los sitios de búsquedas laborales líderes ofrece un empleo para marketing en redes sociales cuyo requisito es tener más de 50 seguidores en Twitter (este pedido es más importante que haber terminado una carrera de grado y no hay un requisito específico en cuanto a área de estudios).

Varias aerolíneas, entre las que se encuentran Jet Blue y Virgin Atlantic, tienen empleados cuya tarea principal es seguir lo que dicen online los pasajeros que se encuentran varados en los aeropuertos para dar respuesta inmediata e impedir que el boca a boca negativa se salga de control. La unión del celular con las redes sociales puede ser un cocktail explosivo para la transmisión de ideas y noticias.

El sitio de búsquedas laborales Monster.com ofrece más de 300 empleos para gente con experiencia en Twitter. Muchas corresponden a búsquedas de personal técnico para el desarrollo de aplicaciones, pero el segundo grupo en importancia está relacionado a departamentos de marketing para redes sociales de empresas del mundo “real” como Sony, Clorox o Whole Foods. Una de las más destacadas pertenece a Kodak, que está buscando un Chief Listener (Jefe de Escuchadores).

Muchas empresas, incluso las orientadas a mercados masivos, están abandonando las prácticas de marketing consistentes en llegar a todos los potenciales consumidores vía TV, radio y avisos en diarios y revistas. Hoy en día invierten gran parte de sus presupuestos en convencer a los puntos críticos de la red para que luego el mensaje se propague.

Así como las empresas están frente a una gran oportunidad o amenaza desde el punto de vista comunicacional, quienes participan en el mercado laboral deberán adaptarse al nuevo escenario que requiere no sólo habilidades técnicas sino sociales. Estamos ante un punto crítico, por esto, hoy más que nunca no sólo somos lo que sabemos sino quienes nos conocen y confían en nosotros.

De la escasez a la abundancia: compitiendo en el nuevo mundo

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El 14.7.09 a las 20:16 hs por Gabriel Foglia

Somos testigos y protagonistas de un cambio de época: el mundo de los negocios se está transformando, las grandes empresas cambian para sobrevivir o desaparecen. El mayor salto, sin embargo, no está en la dinámica competitiva de cada industria sino en la forma en que comprendemos conceptualmente los mercados.

Gran parte de la teoría económica actual está basada en ideas sobre las cuales el mundo funcionó durante siglos: los bienes escasos son los más valiosos (commodities sin mucho valor agregado como petróleo, oro, acero, soja, alimentos, entre otros). En ese mundo, las empresas tienen limitaciones para crecer: si quieren producir más soja en el mismo terreno llegan a un punto en el que los rendimientos comienzan a disminuir (los rendimientos decrecientes con la escala) o deberán competir con otros productores para adquirir o alquilar nuevas tierras. En ese marco, los productores compiten en un mercado en el que el precio es determinado por la oferta y la demanda, pero ninguno puede hacer una gran diferencia porque los productos no están diferenciados (el consumo de esos productos es destructivo, desaparecen cuando los utilizamos).

Este paradigma determinó la manera en que la mayoría de las empresas actúa hoy, poniendo su foco en pronosticar la demanda para ajustar la producción, controlar los costos y optimizar los procesos.

¿Qué cambió entonces? Las ideas. La riqueza pasó de los bienes al conocimiento. Las ideas no tienen limitaciones y, por lo tanto, se avanzó de un mundo de rendimientos decrecientes (la plantación de soja) a uno de rendimientos crecientes con la escala. La primera copia de Windows Vista costó más de 10.000 millones de dólares en investigación y desarrollo para ser realidad, la segunda copia sólo costó un dólar (el costo del CD virgen para grabarlo). En este mundo, no hay limitaciones físicas para producir más unidades.

Si bien la mayoría de los estudios sobre las industrias con rendimientos crecientes están relacionados con la tecnología, son aplicables cada vez a más sectores: música, cine, farmacéuticas, medios de comunicación, telefonía, etc. En este paradigma, el consumo deja de ser destructivo para ser constructivo: cuantas más personas ven una película o utilizan un determinado software, más atractivo es para otros adoptar ese comportamiento. Esto hace que los mercados dejen de funcionar en competencia perfecta para ser dominados por pocos jugadores, es decir, los que llegaron primero y lograron “cerrar” el mercado a los competidores. La transformación de muchos productos tangibles en intangibles mediante la digitalización no hizo más que acelerar este fenómeno (fotografía, entretenimiento, bancos).

Los parámetros utilizados para liderar en el “viejo” mundo eran el control, la optimización y la predicción. En el nuevo, resultan inválidos: la incertidumbre es cada vez mayor, con lo cual la capacidad de cambio y adaptación es el mayor activo. Estos dos “mundos” seguirán conviviendo por muchos años y en la práctica la mayoría de las empresas tiene operaciones en ambos (las funciones creativas, de marketing, logística, desarrollo de nuevos productos pertenecen al nuevo mundo y las de producción, al viejo).

Estos conceptos son aplicables a todas las industrias y empresas, sólo es cuestión de determinar qué grado de pertenencia a cada mundo tienen. Es imposible pronosticar cómo afectará a cada uno, pero el valor de las ideas será cada vez mayor. El nuevo mundo requiere grandes recursos económicos, sentido de la oportunidad, conocimiento del mercado y, especialmente, alto grado de compromiso con la estrategia adoptada. A medida que la economía cambia de la fuerza bruta de las “cosas” a la fuerza de las ideas, más oportunidades se generarán para quienes estén dispuestos a jugar el nuevo juego.