La empresa apasionada

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El 15.4.10 a las 19:28 hs por Gabriel Foglia

El término “trabajador del conocimiento” fue acuñado por Peter Drucker en 1959 y se refiere a aquellas personas que trabajan con información o que desarrollan y utilizan conocimientos en su lugar de trabajo. La idea detrás del concepto era que estos trabajadores resultaban “especiales” y se consideraban la fuente de ventaja competitiva para las empresas, en contraposición de aquellos trabajadores que sólo repetían actividades y no aportaban valor. Hoy en día, este concepto tiende a quedar en desuso: todos somos trabajadores del conocimiento dado que para poder realizar nuestro trabajo debemos participar en redes de conocimiento.

Sin embargo, aquellos empleados más apasionados por su trabajo son los que más valor agregan y, a su vez, los más difíciles de retener. Son aquellos que aman lo que hacen, que buscan la excelencia y para los que su empleo no es sólo una forma de ingreso sino un modo de vida. Este concepto -los empleados apasionados- es más difícil de mensurar que la satisfacción de los empleados. Más aún, el término pasión está comúnmente ligado a otras actividades y no al trabajo.

Un estudio realizado en 2009 por la consultora Deloitte intentó medir el grado de “pasión” de los empleados de empresas norteamericanas indagando acerca de distintas actitudes y comportamientos en el ámbito laboral (Measuring the forces of long-term change. The 2009 Shift Index). Los resultados son sorprendentes: sólo el 20% de los empleados siente pasión por lo que hace, mientras que el 22% está comprometido, el 31%, pasivo y el 27%, no comprometido.

Sin embargo, cuando se mide a quienes trabajan en su propia empresa el grado de pasión aumenta considerablemente y llega al 43%. La pasión también aumenta a medida que las empresas disminuyen en tamaño: el 26% en compañías con menos de 100 empleados. La conclusión es clara: las grandes empresas enfrentan grandes dificultades para atraer y retener no sólo a los trabajadores más capacitados, sino a aquellos que están altamente comprometidos con lo que hacen.

¿A qué se debe esta situación? Los factores que mejoran el comportamiento de los empleados (flexibilidad, libertad para ejecutar, autonomía, ambiente desafiante, sensación de adueñarse del proyecto) son precisamente los que las grandes empresas limitan en su obsesión por la eficiencia y el control. Sería fácil concluir que el sueño de la carrera corporativa tal como lo conocemos ha llegado a su fin y que las grandes empresas sólo serán habitadas por burócratas conformistas. Sin embargo, todavía es muy temprano para hacer tal declaración.

Las empresas se encuentran ante una gran oportunidad para transformarse en plataformas en las que los empleados más talentosos y creativos puedan desarrollar sus ideas. Esto requiere un profundo cambio de perspectiva donde la dicotomía entre eficiencia y desarrollo de talentos deje de existir para dar paso a organizaciones flexibles e innovadoras.

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