Autos de colección, ¿pasión por las antigüedades o alternativa de inversión?

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El 16.6.10 a las 17:08 hs por Gabriel Foglia

“Desde hace tres meses, el viejo Mercedes Benz está estacionado al aire libre en el mismo lugar de Barrio Norte: la lluvia y el frío le hacen sentir todo su rigor”, pensaba mientras dudaba sobre cómo acercarme al dueño de la reliquia. Cuando hice contacto con él, su respuesta fue sorprendente: “Todos los días viene alguien a preguntarme si lo quiero vender. El precio es 25.000 dólares.”


Este precio duplica al que pagó un amigo por un auto similar en 2006 y es el reflejo del persistente interés de ciertas personas por los autos de colección. A diferencia de lo que se podría suponer en un mercado de estas características -en el que la asimetría de información es muy grande y el experto puede aprovecharse del neófito-, la brecha de conocimiento es cada vez menor y, en consecuencia, los precios suben consistentemente. Comencé a “seguir” este mercado hace más de 5 años y, más allá del placer que puede producir estar en contacto con estos productos en museos, subastas o exposiciones, llegué a la conclusión de que es una alternativa de inversión que muchas veces se pasa por alto.


El mercado argentino, a pesar de ser uno de los más importantes del mundo (todos los años Autoclásica brinda la oportunidad para ver cientos de millones de dólares en automóviles que difícilmente se ven en otro lugar del mundo), no cuenta con datos que permitan comprender su comportamiento. Es importante considerar que no por ser viejo un auto es de colección y que diferentes productos tienen diferentes consumidores (el auto de 25.000 dólares o la Ferrari de 1957 que se vendió en 9 millones de euros el año pasado, los autos de preguerra o de posguerra, originales o restaurados, italianos, ingleses, americanos, etc.). Es decir, adquirir un producto de estas características requiere un especial cuidado y la ayuda de especialistas en el tema. Adicionalmente, precisan mantenimiento y cuidados especiales.


Tratando de brindar mayor transparencia al mercado, un grupo de banqueros de inversión europeos desarrolló el Historic Automobile Group (HAGI). HAGI tiene como objetivo relevar información sobre la industria utilizando datos reales de subastas (las más importantes se realizan todos los agostos en Monterrey, donde en 2009 hubo transacciones por un total de 110 millones de dólares), ventas particulares y opinión de especialistas. Su base de datos tiene más de 100.000 transacciones registradas desde 1970 y utiliza herramientas de análisis financiero para comparar esta alternativa de inversión con otros activos.


El índice HAGI Top mide la evolución de precios de automóviles de colección (desde la preguerra hasta los más actuales). Como muestra el gráfico, desde 1980 hasta la fecha el índice se multiplicó por 29 mientras el índice Standard and Poor´s 500 lo hizo por 6. En los primeros 5 meses de 2010 el índice subió sólo 0.10%, mientras que el S&P 500 y el Dow Jones cayeron un 5%.Dentro del índice HAGI, los automóviles que más bajaron sus precios en 2010 son los que más subieron durante la burbuja previa (el índice Porsche cae 6% en 2010 y el índice Ferrari cae 2.8%).





En conclusión, el mercado de los autos de colección tiene una liquidez mucho menor que otros activos financieros (acciones o bonos, por ejemplo) y es más fácilmente comparable con las obras de arte o los vinos de colección. Sin embargo, Internet ha brindado un mayor nivel de transparencia y la rentabilidad potencial para un inversor a mediano y largo plazo es relativamente alta. A esto se suma una recompensa “no monetaria”: se pueden disfrutar mientras se aprecian.

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