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El 6.8.13 a las 13:18 hs por Gabriel Foglia
Cumplir 18 años solía ser
el pasaje de la adolescencia a la adultez, daba la posibilidad de manejar un
automóvil y, en esencia, de ser libres. Los números muestran que cada vez menos
personas lo sienten así. Según datos del Departamento de Transporte de Estados
Unidos, solo el 60,7% de los jóvenes de 18 años tiene licencia de conducir,
comparado con el 86% en 1978, el 80,4% en 1983 y el 65,4% en 2008. Si tomamos
el grupo etario de 20 a
24, los datos son evidentes: pasaron del 91,8% en 1983 a 80,9% en 2010.
¿Por qué, a pesar del
crecimiento demográfico, cada vez son menos los jóvenes que quieren conducir en
Estados Unidos? Esta pregunta se la hacen no sólo por los fabricantes de
automóviles sino también los vendedores de seguros, combustible y comerciantes
que deben establecer estrategias de localización en función de sus potenciales
clientes.
Una de las causas de este
fenómeno tiene que ver con la tecnología: no se pueden utilizar las redes
sociales o jugar online mientras se conduce. Muchos jóvenes prefieren utilizar
el transporte público y así poder continuar con sus vidas digitales mientras se
movilizan de un lugar a otro. Además, la tecnología también ha disminuido la
necesidad de viajar para muchas personas que pueden trabajar, estudiar o
comprar productos desde sus casas.
Adquirir un automóvil
estaba relacionado con dos momentos importantes en la vida de una persona:
conseguir el primer empleo y formar una familia. Ambas situaciones se han
extendido en el tiempo y, en muchos casos, cambiado su naturaleza (existen diversas
formas de empleo no tradicional y no hay un consenso general sobre qué se
considera familia). Adicionalmente, en Estados Unidos se ha observado un
regreso de la población desde los suburbios hacia el centro de las ciudades.
Esto ha disminuido la necesidad de tener un automóvil, al poder utilizar el
transporte público o las bicisendas que cada vez tienen mayor protagonismo en
el diseño urbanístico.
A eso debemos agregar el
costo que conlleva tener un auto: combustible, seguros, impuestos,
estacionamiento, entre otros, lo que hace prohibitivo mantenerlo a pesar de que
su costo de adquisición está cada vez más al alcance de la mano. Finalmente, hay
un componente simbólico que entra en acción: poseer un auto no tiene la misma
connotación que tenía hace 20 o 30 años. Para los jóvenes, es un simple medio
de locomoción y no conlleva un valor agregado en término de status.
¿Qué están haciendo las
empresas automotrices frente a esta situación? La mayoría ha optado por
incorporar más tecnología en sus vehículos para evitar que los usuarios
“corten” sus vidas digitales mientras conducen. El caso extremo son los
automóviles autodirigidos desarrollados por Google, que permiten que el usuario
simplemente indique a dónde quiere ir y es llevado sin requerir ningún tipo de
conducción humana. También existen plataformas (por ejemplo, Zipcar) que
separan el uso de la propiedad del automóvil. Así, las personas pueden usarlo
solo cuando lo necesitan, con un modelo
de suscripción (similar al modelo Netflix pero para transportes).
Antes el automóvil
permitía ir donde uno quisiera, estar con quien uno deseara, hacer lo que uno tuviera
ganas, comprar lo que uno pudiera; en esencia, ser uno mismo. Hoy, la
tecnología ayuda a que uno haga todo eso sin necesitar un vehículo. Por eso las
automotrices deben convencer a los jóvenes sobre los beneficios de tener un
auto, antes de mostrar las ventajas de sus modelos. Por lo menos, hasta que se
invente el iPhone con ruedas.
Nota anexa:
En julio de 2013 se
vendieron 657.000 automóviles nuevos en Estados Unidos, casi 8 veces más que en
el mismo período en la Argentina.
EE UU tiene una población estimada en 314 millones de
personas, mientras que Argentina tiene 41 millones aproximadamente, casi 8
veces menos. Es decir, la cantidad de automóviles per cápita vendidos en la Argentina y EE UU
durante el mes pasado es muy similar.
¿Cómo es posible que
proporcionalmente se venda la misma cantidad de automóviles en dos países donde
uno tiene un producto bruto interno per cápita 4 veces más grande que el otro?
Las diferencias en cuanto a las posibilidades de acceso a un cero kilómetro
entre ambos países son sustanciales: en EE UU con una tarjeta de crédito el
consumidor puede elegir y llevar el auto a su casa en el momento, el sistema de
leasing está muy extendido, la oferta es muy amplia, los precios son los más
bajos del mundo debido a la competencia entre las empresas. La respuesta es
simple: en la Argentina,
los automóviles se han convertido en herramientas de protección patrimonial
frente a la inflación y en una forma de aprovechamiento de un mercado de
divisas con múltiples tipos de cambio.
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