Algo está pasando

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El 1.9.11 a las 13:08 hs por Gabriel Foglia

Hoy en día es muy fácil saber qué está pasando, pero muy difícil comprender las razones. A toda hora y en cualquier lugar vemos cómo las acciones suben y bajan descontroladamente. Los medios nos muestran las manifestaciones en Chile, las protestas en Oriente Medio, el derrocamiento de Khadafi, los problemas de Obama con el Tea Party, el movimiento de los jóvenes en España, entre otros. Es evidente que hay razones de fondo que explican estos sucesos y que están transformando el mundo.

Hay dos artículos publicados recientemente que pueden ayudarnos a entender por qué pasa lo que pasa. El primero es el de Greg Lindsay. En un artículo en la revista Fast Company señala que un estudio del New England Complex Systems Institute encontró una alta correlación entre los altos precios de la comida y los disturbios sociales. Argumentan que superado un determinado precio para los alimentos (que fue pasado poco antes de las manifestaciones sociales globales de 2008 y luego hacia fines de 2010, coincidente con los graves disturbios en el mundo árabe), los ciudadanos cambian su percepción acerca de los gobernantes. Si la tendencia actual de los precios de commodities continúa, los autores sostienen que el punto crítico será vuelto a superar en julio de 2012.

¿Por qué suben los precios de los cereales, aún cuando la producción mundial está en su pico máximo? La respuesta típica está relacionada con la prosperidad de los países emergentes (especialmente China e India), cuya clase media es cada vez más importante y mejora su alimentación. No sólo consumen granos, sino cerdos que requieren proporcionalmente seis veces más granos para crecer.

Pero esa no es la explicación que los investigadores encontraron. Ellos atribuyen la suba de precios a dos causas: los especuladores que generan burbujas y la conversión de maíz en etanol. Es decir, los subsidios al etanol tienen el efecto perverso de alimentar cada vez menos gente a pesar de una mayor producción de comida. En un artículo publicado en Harpers, el periodista Frederick Kaufman culpó a Goldman Sachs. El banco fue el primero en crear un índice que sigue el precio futuro de los commodities (maíz, soja, trigo, entre otros). Obviamente, las personas pueden invertir en estos activos y en un mundo donde las tasas de interés son mínimas (debido a los esfuerzos de Estados Unidos por reactivar su economía), es normal que se generen burbujas en distintos tipos de activos como por ejemplo los alimentos.

Las inversiones en índices relacionados al precio de los commodities agrícolas pasaron de 13.000 millones de dólares en 2003 a 317.000 millones de dólares en 2008. Si la relación entre disturbios sociales y los precios de los alimentos es cierta, la tendencia actual de los precios presagia más protestas (especialmente en los países que dependen de la importación de alimentos).

El segundo artículo que puede ayudarnos a entender la situación es de Thomas Friedman. Realizó un análisis en el New York Times acerca de las recientes explosiones sociales. Según él, los jóvenes de clase media están luchando por el futuro. ¿Por qué ahora? Porque la globalización y la tecnología lo hacen posible (Factbook, Twitter, Skype, teléfonos con acceso a Internet, etc.).

Muchos trabajos rutinarios que eran sostén de millones de ciudadanos de clase media en el mundo están siendo eliminados. Las empresas los reemplazan por robots, computadoras o simplemente otros trabajadores que viven en países con sueldos más bajos y que gracias a la tecnología pueden realizar la labor (el ejemplo típico son los centros de soporte tecnológico ubicados en India). Esto explica por qué las empresas tienen más ganancias y los trabajadores son más pobres. Los trabajos bien remunerados continúan existiendo, pero requieren mayor educación o conocimientos.

En consecuencia, hay una masa enorme de gente que está siendo desplazada por la tecnología y la globalización pero que cuenta con ella para comunicarse y hacer conocer su enojo. Mientras tanto, estas fuerzas crean enormes oportunidades para aquellos con las habilidades, conocimientos o contactos necesarios para jugar el nuevo juego. Esto genera grandes desigualdades que terminan en las protestas que estamos presenciando.

En la teoría del caos, una pequeña diferencia en las condiciones de un sistema complejo puede llevar a grandes cambios en una etapa posterior. Esto se denomina “efecto mariposa”. Si bien muchos de los sucesos que hoy vivimos parecen extraños y no relacionados entre sí, los dos puntos de vista anteriormente expuestos nos ayudan a comprender qué está ocurriendo.

La conclusión no es muy alentadora si analizamos las tendencias. Sin embargo, estaremos mejor preparados para transformar nuestra realidad -la personal, grupal y social- si tomamos una perspectiva amplia y evaluamos cuáles son nuestros atributos para lidiar, sobrevivir y triunfar en un mundo hiperconectado donde el cambio es constante.

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1 comentario

  1. Nicolás |

    Excelente! Un abrazo, Nico C.

     

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