Demasiado de nada

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El 29.9.09 a las 11:13 hs por Gabriel Foglia

Demasiado de nada
puede enfermar a un hombre.
El temperamento de un hombre puede aumentar
mientras el de otro se congela.
En el día de la confesión
no podemos burlarnos de un alma.
Oh, cuando hay demasiado de nada
nadie tiene el control.

Bob Dylan, Demasiado de nada, 1967


Las ideas y la información fluyen a cada instante y en todos los formatos. El sistema oligopólico de comunicaciones a escala global y local está siendo sobrepasado por millones de personas que abandonan su rol pasivo (lector, televidente, oyente) para transformarse en protagonistas. El “prosumer” (productor y consumidor) o “usuario” cambia las reglas del juego no sólo para las empresas de medios sino también para los consumidores de ideas y noticias.

Como consecuencia de esto, el volumen de información a la que nos vemos expuestos a lo largo del día es imposible de abarcar y proviene de varias fuentes. ¿Toda esa información es confiable? ¿Sirve para la toma de decisiones a nivel personal y profesional?

Así como los medios de comunicación deberán diferenciarse para tener éxito en este nuevo contexto, los consumidores de ideas deberemos desarrollar nuevas habilidades para comprender lo que está ocurriendo. Este cambio requiere asumir una posición activa para evitar tener demasiado de nada o ser burlados por los límites difusos entre publicidad y contenido editorial.

La receta para lidiar con la saturación de información no difiere de la que utilizábamos cuando sólo había unos pocos medios unidireccionales, sino que simplemente adquiere mayor complejidad. Algunas sugerencias:

- Evitar asumir que todos los medios son absolutamente creíbles, tanto organizaciones globales como bloggers merecen que los tratemos con escepticismo.
- Salir de la zona de confort, utilizar fuentes que desafíen nuestros preconceptos y ofrezcan nuevas perspectivas.
- Hacer más preguntas, ir más a fondo en los temas que nos interesan.
- Entender y aprender las técnicas que utilizan los medios para persuadir (por ejemplo: comentarios editoriales disfrazados de opiniones de lectores, videos editados tendenciosamente, publicidad camuflada como información, etc.).
- Desarrollar un “medidor interno de confianza” para los distintos medios sobre la base de las interacciones que generemos. A medida que desarrollamos una relación con determinada fuente logramos comprender sus objetivos, su línea editorial, su contexto, etc.

En definitiva, debemos transformarnos en consumidores más inteligentes, capaces de aprovechar la facilidad de acceso a la información en nuestro beneficio. Así como desde el punto de vista empresarial las organizaciones deben evolucionar para mantenerse con vida, los prosumidores tendremos que evolucionar en nuestra forma de entender lo que nos muestran y dar a conocer nuestras opiniones.

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