¿Llegaremos algún día de Buenos Aires a Nueva York en menos de 10 horas? - Publicado el 31/7/08

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El 15.8.08 a las 18:23 hs por Gabriel Foglia

El aumento sostenido del precio del petróleo ha afectado negativamente a varias industrias. La aviación comercial es uno de los sectores que más ha sufrido, y quizás esta situación nos ayude a repensar la industria y generar un salto disruptivo que la transforme.

El índice AMEX (Airline Index XAL) mide el desempeño de las acciones de las principales empresas de aviación en Estados Unidos, y está compuesto, entre otros, por Continental Airlines, Delta, KLM, Northwest, Southwest Airlines y United Airlines. Al 29 de julio de 2008, el valor del índice es 20.74 (90% menos que en su máximo de 1999 y 45% menos que en enero de este año). Giovanni Bisignani, CEO de IATA (International Air Traffic Association, asociación que nuclea 230 aerolíneas en 94 países), estima que las pérdidas económicas en la industria para 2008 pueden llegar a 6.100 millones de dólares si el precio del barril de petróleo se mantiene en torno a 135 dólares. De acuerdo con la misma asociación, 24 líneas aéreas han quebrado en los últimos seis meses y muchas otras van en la misma dirección.

La estrategia de supervivencia para las aerolíneas consiste en no trasladar todo el incremento de costos a los precios para no perder clientes, y en paralelo disminuir costos. En consecuencia la calidad del servicio tiende a ser cada vez peor: poco espacio entre asientos, cargos extra para adquirir bebidas alcohólicas, venta de auriculares, etc.

Las variables críticas para el éxito de los participantes en el sector no han cambiado desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial y se establecieron las primeras rutas aéreas en Europa: costos del leasing de los aviones, costo del combustible, capacidad utilizada, costo de mano de obra y estructura de las rutas. En definitiva, a lo largo de 5 décadas no hubo grandes avances tecnológicos que permitieran generar un cambio en las reglas de juego.Sin embargo, y muy a pesar de la crisis, los dos mayores proveedores de aviones a nivel mundial baten records de ventas. Las entregas pendientes de Boeing y Airbus superan los 7000 aviones. Esto se debe a que hay muchos pedidos pendientes previos a la crisis del petróleo y al crecimiento de la industria en Asia y Medio Oriente.

Los dos modelos más vendidos, el Airbus A320 y el Boeing 737, han sufrido mejoras a lo largo de los años, pero no de manera significativa. Por ejemplo, las mejoras de eficiencia en uso de combustible para el A320 son marginales en comparación con el modelo de 1988. El rol de los fabricantes de aviones es crucial en esta industria, dado que "fijan la tecnología" y por ende tienen mucha injerencia en la estructura de ingresos y egresos de las aerolíneas. Estas dos empresas prometen mejoras significativas de eficiencia para los modelos que verán la luz a partir de 2015, año que parece muy lejano para muchas aerolíneas. Mientras tanto, seguiremos volando a la misma velocidad con el mismo nivel de ruido y el mismo nivel de incomodidad. En mercados donde el sistema ferroviario está desarrollado, los aviones están perdiendo mercado a manos de los trenes.

El profesor Clayton Christensen ("The innovator's dilemma", Harvard Business Press, 1997) señala que las empresas que lideran mercados por regla general pierden esa posición ante cambios tecnológicos disruptivos. ¿Por qué no son ellas mismas las que lideran esos cambios? Básicamente porque se enfocan en sus clientes y productos más rentables y buscan disminuir el riesgo. En la práctica, los mercados financieros valoran más a las empresas con crecimiento constante y predecible que a aquellas empresas que asumen riesgos. Esto se traduce en el tipo de personas que ocupa posiciones de liderazgo en las empresas y obviamente en la asignación de recursos hacia mejoras incrementales de los productos en lugar de mejoras radicales. En consecuencia, de acuerdo con Christensen, cuanto más grande y madura es una empresa menos chances tiene de generar un salto disruptivo en la industria dado que esta más enfocada en maximizar la rentabilidad que en generar nuevas oportunidades. Ese lugar es tomado por empresas más chicas y ambiciosas, que logran destronar al rey por un tiempo (hasta que se cumple nuevamente el ciclo y son desplazadas por otras).

Un ejemplo típico se da en la industria automotriz, donde la tecnología del motor de combustión interna parece haber entrado en la cuenta regresiva a manos de tecnologías que no dependen de combustibles fósiles. La situación actual de las empresas que más tiempo tardaron en darse cuenta de este fenómeno, Ford y General Motors, es solo un indicio de los tiempos que están por venir.

Sin embargo, en la industria aeronáutica todavía no se ha generado un cambio disruptivo y los jugadores establecidos (Boeing y Airbus) no van a ser los protagonistas del mismo. Lasaerolíneas y los clientes son rehenes de esta situación, y estamos frente a una inmejorableoportunidad para repensar la industria luego de medio siglo. Muchas veces de las peoressituaciones se pueden obtener las mejores ideas, es sólo cuestión de desafiar los límites.Posiblemente Embraer y Bombardier, dos empresas más pequeñas, estén en mejores condiciones de generar el cambio y desbancar a los líderes actuales en el mediano plazo.

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